El futuro es ahora

Colectiva

EL FUTURo es AHoRA (fotografia contemporánea venezolana) Fototeca Veracruz, México Jul 26, '07 10:34 AM
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El futuro es ahora

Una Curaduria de Suwon Lee + Yuri Liscano + Luis Romero con texto de Sagrario Berti

El futuro es ahora es una exhibición organizada por Suwon Lee, Luis Romero y Yuri Liscano, en la que participan doce jóvenes artistas residentes en Caracas. Está conformada por veintiocho piezas realizadas en diferentes soportes: digital, polaroid, analógico y video. Aquí los argumentos iconográficos varían, se exponen autorretratos, paisajes urbanos, retratos y naturalezas muertas.

En ese variado vocabulario visual, el autorretrato es representado, a veces, desde el enfoque documentalista y otras veces, desde la perspectiva conceptual. Por ejemplo –se incluyen en ese género–, las imágenes de Ignacio Pérez, Martín Castillo + María Antonia Rodríguez, Suwon Lee y Francis Mora.

Pérez –artista de la performance–, al autofotografíarse en ausencia de espectadores, nos da la posibilidad de recrear una escena fugaz, estatizada en soporte digital, para un futuro, que es el ahora, al que nos da acceso. Martín Castillo + María Antonia Rodríguez (1+1), en Rutinas, documentan su rutinas sexuales en la esfera doméstica y representan la consagrada “tipología” de la satisfacción. Por su parte Francis Mora, en Fetiches, se construye rodeada de peluches, de elementos fálicos – como un embudo – y de sombras. La proyección de una Piedad se opone a la postura “sugerente” de la retratada. En estas imágenes el discurso es narrado por la presencia de dos constructos sociales que dominan la historia occidental: la pureza y la lujuria. Suwon Lee por su parte, incluye en la representación iconos de desplazamiento –el mar y una maleta– . Alterando los valores de registro documental, nos enfrenta con ideas de viaje y, de manera particular, con uno de los referentes de la globalización: el traslado/la diáspora.

Yuri Liscano, Francesco Spotorno y Liu Prato inmovilizan el tema del paisaje; mientras que Carolina Siefken lo altera en video. Liscano utiliza el tema del desplazamiento como Lee. Presenta la naturaleza dentro de lo urbano. En Paisaje y Llegada capta, a través de ventanas, momentos indistinguibles: pueden ser circunstancias de regreso, partida o espera, intervalos anodinos o banales, que adquieren significado a través de la palabra: Viajes. Continuando con la representación de tránsito, Carolina Siefken aprovechándose de las imperfecciones de la cámara recorre el paisaje de forma horizontal. Altera los valores de registro “fiel” de la realidad para representar formas abstractas hechas de la rapidez, sin medida ni pausa, de un recorrido. En las imágenes proyectadas en su video: Choroní-Manhattan-Tinaquillo.

Liu Prato registra una refinería. Las imágenes duplican las perforaciones de la película, las chimeneas de la fábrica y los colores de la herrumbre. En un país monoproductor de petróleo, edifica un paisaje industrializador de destrucción. Augura el panorama en ruinas de industrias petroleras que actualmente se encuentran en los países de Europa del Este, después de la revolución soviética. Sportono, reportero de profesión, fotografía estructuras abandonas en construcción, como en Cancha. En Poste registra la torcida asta y los frágiles palos que conducen electricidad. Más allá de los cielos polarizados de estas dos polaroid, Sportono presenta una reflexión incisiva e irónica sobre su entorno cultural y social.

Beto Gutiérrez en la serie Máscaras, retrata a dos personas enmascaradas . En estos retratos anónimos, los sujetos conscientes del acto de intrusión al que están siendo sometidos, no bailan, inmovilizados se dejan registrar; se tapan el rostro, con una mano sostienen firmemente el trapo que los cubre. De corte documental, el interés de estos retratos yace en los significados folclóricos de una tradición venezolana y en los contenidos culturales del uso de la careta, como recordaremos –en algunos casos–, encubridora de identidad, clase o género.

Ángela Hernández y Carolina Muñoz realizan una lectura alegórica a la naturaleza muerta. El modelo de composición de Muñoz remite directamente al pintor del siglo XVII Juan Cotan . En el espacio de representación esta artista reordena elementos que forman parte de la cultura alimenticia de los venezolanos: botellas de cerveza Polar, cajas de jamón enlatado y bolsas de harina de maiz (harina pan). En estas imágenes interactúan manifestaciones populares y expresiones de arte académico para hablar de lo común y lo trascendente. Por su parte, Ángela Hernández trabaja con objetos que no poseen función de utilidad: un cuchillo que no corta, una cuchara imposibilitada a que contenga y un tenedor que no trincha. Estos objetos diseñados por la artista se convierten en imagen de sí mismos en el espacio de la representación visual. Al exponer lo objetos reales y su traslación, Hernández introduce al espectador en la interminable querella entre el original y la copia.

He aquí una breve indagación en los referentes culturales que este grupo de artistas maneja. Esta muestra constituye una visión multiplural de la producción de arte contemporáneo en Venezuela. Diferentes enfoques construyen un ahora generador de reflexión en un país donde no existe el mañana, aquí el futuro es ahora.

[1] Gutiérrez retrata a dos “Diablos de Naiguatá”. Ésta es una fiesta popular que se celebra en las costas venezolanas para espantar al maligno.

[2] También los elementos “comestibles” seleccionados por Muñoz, podemos asociarlos a los utilizados por el venezolano Nelson Garrido en algunas de sus fotografías.