«Hipernova» de Luis Romero en Panamá

Diablo Rosso, 29 Mayo 2014

A partir del jueves 29 de mayo, se exhibe en la galería DiabloRosso en la ciudad de Panamá la exposición individual Hipernova del artista venezolano Luis Romero (Caracas, 1967), la cual reúne un conjunto de piezas de su producción más reciente, que a su vez dan cuenta de muchas de las inquietudes presentes a lo largo de su carrera.

 

En palabras de la investigadora de arte Aixa Sánchez “Hipernova pudiera entenderse entonces como una manera de articular y concretar ideas circulares, como un flujo de temas y procesos que se van contagiando y engranando en tiempo presente en un movimiento de oscilación entre un pasado recurrente y un futuro en construcción.”

 

Las piezas ¿Este es el comienzo?, ¿Este es el fin? de la serie Atardeceres (2013) sirven como preludio de la experiencia contenida en esta muestra, en la que también se incluyen piezas como Estelar (2014), compuesta de numerosos monotipos que aluden a la bóveda celeste; Oro, Plata, Prisma Piramidal y Prisma Hexagonal desde sus colores dorado y plateado cuestionan las ideas de estatus, pureza y poderío económico con las que se les asocia. De la serie P.P (Orbis pictus) se incluyen seis collages en los que se superponen reproducciones de piedras preciosas tomadas de un libro antiguo sobre fondos estrellados. Finalmente, en un trabajo con el contexto panameño se presentan las piezas Souvenir y Noche (Panamá) que con sus colores y formas remiten al emblema de la nación centroamericana.

 

La exposición Hipernova de Luis Romero estará abierta al público desde el jueves 29 de mayo en la galería de Arte DiabloRosso, Ciudad de Panamá, Calle 6ta y Av. A., Casco Antiguo.
“EL ORIGEN ES AHORA”

 

Hipernova es un nuevo momento en la trayectoria artística de Luis Romero (Caracas, 1967). No solo como cuerpo de trabajo reciente, sino también como insistencia renovada de muchas de las inquietudes presentes en su carrera. Porque la obra de Luis Romero pudiera asociarse a un continuo movimiento de retorno actualizado, entenderse como un ir y volver, como un recorrido de avance y regresión, un trazado cíclico, sin pautas ni tiempos preestablecidos, sobre aquellos temas, estrategias y motivos que, a la luz de la distancia, hacen posible trazar las constelaciones sobre las que se afianza su repertorio de imágenes y experiencias artísticas.

 

En su trabajo Romero ha indagado en diversos lenguajes plásticos que incluyen medios tan diversos como la pintura, el dibujo, la gráfica, el collage, la fotografía, el video, las instalaciones y los objetos, con los cuales ha construido un imaginario personal que toma como fuentes imágenes ilustradas, reproducciones fotográficas, signos y símbolos provenientes de una cultura enciclopédica, para abordarlos con una absoluta y desenfadada libertad de asociación. Es así como en la obra de Romero se han hecho recurrentes temas como el universo y sus astros, los ciclos que refieren la vida y la muerte, la geopolítica y la cartografía, la naturaleza y el paisaje, el entorno urbano, el lenguaje y su expresión tipográfica, así como las formas, íconos y códigos “universales”.

 

En la producción artística más reciente de Romero destaca su interés por retomar, con nuevas herramientas de trabajo, su vieja fascinación por los cuerpos celestes. Así lo demuestra su exposición Obertura (Oficina #1, Caracas, 2013), que debe también entenderse como una renovada apertura hacia las posibilidades de experimentación que le han brindado las técnicas gráficas, con las cuales emprendió la realización de un grupo importante de monotipos, que eluden y revierten las ideas de serialidad y reproductibilidad tradicionalmente asociadas a la obra gráfica.

 

Hipernova pudiera entenderse entonces como una manera de articular y concretar ideas circulares, como un flujo de temas y procesos que se van contagiando y engranando en tiempo presente en un movimiento de oscilación entre un pasado recurrente y un futuro en construcción.

 

De la serie Atardeceres (2013), compuesta por un conjunto de serigrafías en las cuales el artista recurre a frases ambiguas que semejan axiomas sobre fondos de una coloración imprecisa, como la que signa el paso del día a la noche, dos piezas: ¿Este es el comienzo?, ¿Este es el fin? sirven como preludio de la experiencia contenida en esta muestra. La idea de que todo inicio implica finitud y todo fin es origen de nuevos estadios ¿no es, acaso, una de las premisas más universales de nuestra civilización? Es precisamente dentro de estas coordenadas donde Romero se instala con su obra para señalar la posibilidad de transformación radical que subyace en los extremos –como ese colapso al que alude la palabra Hipernova que titula esta exposición– pero también la que sucede en sus intermedios, esa que acontece en el tránsito circular, nunca idéntico, de la “historia”, del universo.

 

Estelar (2014) es una pieza protagónica compuesta por numerosos monotipos, elaborados en una gama de colores acromáticos y a partir de formas geométricas planas, que alude directamente a la bóveda celeste –astros, planetas, estrellas, nubes, atmósferas, constelaciones y galaxias– y que como un misterio, a pesar de los avances de la ciencia, seguimos contemplando desde nuestra pequeñez.

 

Sin embargo, nuestra cotidianidad, ésa que en lo inmediato pareciera olvidar o al menos relegar la presencia de los orígenes, sucede en tanto consecuencia persistente. Cuando Luis Romero pone el acento en sus piezas en metales preciosos como el oro y la plata,no solo interroga sobre la naturaleza originaria –química– de los mismos, sino también sobre el valor simbólico que le han sido conferidos en razón de sus peculiaridades. Ya sea porque de manera simulada asumen el color en formas compactas que semejan lingotes (Oro y Plata, 2014) o como escenario pictórico sobre el que levitan poliedros (Prisma Piramidal, Prisma Hexagonal, 2014), estas piezas cuestionan las ideas de estatus, pureza y poderío económico con las que se les asocia.

 

Sin embargo, el conjunto de collages P.P. (Orbis pictus, 2014) quizáspudiera asumirse como una síntesis de lo que ha sido buena parte del trabajo creador de Luis Romero, pues en ellas convergen dos tiempos de creación del artista en una superposición de reproducciones de piedras preciosas –minerales de una geometría regular– tomadas de un libro antiguo sobre fondos estrellados de colores dorados y/o plateados. Cada una de estas piezas está titulada con el nombre de la gema representada en asociación con un signo zodiacal que, a manera de guiño, cierra una suerte de tributo rendido por el artista a un singular y destacado precursor del arte contemporáneo en Venezuela; su amigo, siempre presente y entrañable, Roberto Obregón.

 

Finalmente, tanto Souvenir (2014) como el proyecto Noche (Panamá) (2014) son piezas que dentro de su especificidad y escala –una diminuta, la otra ciudadana– vuelven sobre e insisten en el trabajo que ha desarrollado Romero en relación a las formas, signos y símbolos que construyen las identidades nacionales desde sus banderas. Tanto el rojo y el azul del emblema de la nación panameña, convertido ahora en degradación portátil de colores en un trabajo gráfico de tonalidades, como las estrellas desprovistas de sus colores y fondos, y ahora transformadas en banderines, vuelven sobre la idea de que aquello que nos caracteriza como identidades separadas no son más que constructos establecidos sobre minúsculas diferencias dentro de un conjunto de elementos, de referentes compartidos y comunes en el universo.

 

Aixa Sánchez