COSAS IDAS

NIEVES / ROMERO / SALAZAR

17 mayo - 7 junio 2015

Leonardo Nieves - Luis Romero - Fabián Salazar

1] Tres expresiones de la ya centenaria práctica del collage se reúnen aquí en un denso muestrario de posibilidades innovadoras. Leonardo Nieves, Fabián Salazar y Luis Romero retoman el legado de la tradición y lo intervienen desplazándolo, apropiándoselo mediante una ingestión creadora que incorpora nuevas facetas y perspectivas sensibles y conceptuales al procedimiento. Leonardo Nieves, por ejemplo, replantea la técnica del encolado al sustituir la cola por el hilo: la adherencia de los materiales se produce, en sus piezas, mediante una costura que permite a menudo la flotación de los elementos superpuestos, lo que le confiere a sus collages un inesperado efecto de passage à la Braque. Por su parte, Fabián Salazar recupera la herencia del constructivismo para alterarla sutilmente al desnivelar los contornos de los cortes, mezclando las formas rectilíneas con las curvilíneas, en un juego de contrastes que apela simultáneamente al imaginario geométrico y al imaginario corporal, proporcionando a sus piezas un particular ritmo de ondulaciones y quebraduras. El cruce entre ciencia y fantasía que los surrealistas heredan de Verne, de Roussel y de Grandville le sirve a Luis Romero para redimensionar la técnica del fotomontaje, desvinculándola de su antecedente político o documental para acercarla ambiguamente al mundo de los sueños o de las alucinaciones. Tres propuestas sugerentes que apuestan por un recalado inteligente de la tradición del montaje plástico en la escena del arte contemporáneo.

2] La superposición de los papeles cosidos en los collages de Leonardo Nieves recuerda, de entrada, la disposición de los trozos de tela en los muestrarios de los sastres, esos catálogos donde el cliente manosea el género al tiempo que lo observa y se imagina cómo será el traje que podría confeccionarse con él. El carácter flotante de muchos de los fragmentos adheridos al soporte apenas por un punto o un pespunte de hilo, enfatizan esta inevitable vinculación del trabajo de Nieves con esos muestrarios donde el cromatismo variado de las telas provoca iridiscencias inesperadas en el conjunto, mientras el espectador pasa y repasa sus páginas textiles, verdaderamente, en este caso, textuales. Tanta fuerza tiene esta conexión en sus collages que uno puede a veces confundirse y creer que en vez de papel lo que está puesto y superpuesto, apenas sujetado, sobre el soporte son rectángulos de telas coloreadas. Al coser el trozo al soporte, Nieves altera radicalmente la tecnología clásica del collage concebido como artefacto armado gracias al empleo de algún tipo de pegamento, pues, como se ve, en vez de cola, Nieves utiliza hilo. Esta deriva en el procedimiento le confiere a sus trabajos un valor sensible suplementario al introducir el ingrediente de la incisión mecánica por medio de la cual se produce la costura, la falsa pegadura del material al soporte. Aquí el corte no solo atañe al fragmento de material aislado sino a esa mínima cortadura serial que opera la aguja de coser en su ilación regulada, continua y evidente. De este modo, Nieves exhibe un momento crucial de la factura que el collage tradicional suele ocultar: la adherencia del material al soporte es visible, señalando, así, que lo que vemos es un artefacto hecho, un artefacto que muestra las huellas o las marcas de su hechura. A menudo, un punto de hilo anudado o una hebra suelta nos recuerda el carácter impredecible del remate de la pieza, su patencia de vulnerabilidad: todo -o casi todo- está cosido, ciertamente, pero, del mismo modo, podría soltarse. El fragmento podría irse, como se va una media. Y esa sensación de inestabilidad devuelve al collage a su origen de cosa hecha de deshechos, de cosas idas, desprendidas, descosidas o deshilvanadas.

3] Los papeles pegados de Fabián Salazar parecen estar atravesados por una cierta compulsión patética orientada en contra de la simetría, como si a una tensión regulada del corte nítido, casi geométrico, de los fragmentos se opusiera la tensión contraria, la tensión del corte irregular, más orgánico, ondulante, cadencioso. Esta confrontación entre dos tensiones le proporciona a sus piezas un inocultable dinamismo rítmico. Este ritmo se acentúa, sin duda, gracias a los juegos de contraste entre lo pleno y lo vacío, entre lo tupido y lo hueco que también podemos observar en su composición. El trabajo del corte se muestra así en dos facetas confluyentes: el corte exacto con la cuchilla del exacto y el corte aleatorio -ondulante y diverso- hecho con la tijera que se curva y se recurva tallando serpentinas. A veces, este sistema de contraposiciones entre la exactitud del cálculo y lo impredecible del azar se ve interferido por la aparición de un elemento flotante que se agrega al conjunto: una mancha de pintura, por ejemplo. Esto no es impedimento para que ciertas de las piezas presentadas se pretendan deliberadamente -yo diría incluso que agresivamente- constructivistas. Pero, en general, lo que prepondera aquí es el flujo y el contraflujo de las líneas rectas y curvas que producen una melodía cromática y formal, una especie de contradanza plástica maleable, lábil, voluble.

4] Como Max Ernst, Luis Romero es un voyeur enciclopédico y lírico, es decir, alguien que goza la mirada repasando, por ejemplo, las imágenes de un tratado de botánica a la caza de presencias impregnadas de pura potencia plástica, evocadoras de mundos fantásticos u oníricos, en cualquier caso alegóricos, misteriosos. La rama de un cardo, una hoja agujereada por los dientes de una oruga, el pistilo de una flor aparecen, en principio, como si estuvieran siendo focalizados por el ojo científico de quien mira a través de la lente de un microscopio. El enmarcado circular de la imagen quiere acentuar esta sensación, pero lo que se observa entre sus márgenes netamente tallados no es la presencia objetiva del fragmento vegetal elegido sino, por decirlo así, su metamorfosis metafórica. De muchas maneras, me parece, Romero está jugando con diversas resonancias que atañen al mundo de las ciencias naturales y al mundo de la óptica: sus detalles de formas vegetales remiten tanto a los juegos de la observación milimétrica del botánico a través de una lente de aumento como a las puestas en escena propias de los dioramas y los panoramas del siglo XIX, gracias a los cuales, mediante una mirilla, el espectador podía contemplar paisajes artificiales construidos para engañar al ojo con su aparente patencia natural, incuestionable. Los fotomontajes de Romero, si así podemos llamarlos, disponen el elemento vegetal en un plano que corresponde más bien a las visiones fantásticas, digamos, de una película de Mélies, recuperando para el ojo contemporáneo esa fascinación intersticial de la mirada que solo era posible en la época en que el desarrollo de los dispositivos de reproducción visual todavía oscilaba entre la artesanía y la tecnología, entre la barraca de feria y el gabinete científico.

Rafael Castillo Zapata

Leonardo Nieves (1977). Vive y trabaja en Caracas, Venezuela. Es egresado del Instituto Universitario de Estudios Superiores de Artes Plásticas “Armando Reverón”, mención Gráfica y Miembro Asociado al Taller de Artistas Gráficos Asociados “Luisa Palacios” TAGA, donde también trabaja actualmente. Entre sus exposiciones individuales se cuentan “Piezas de archivo”, Oficina #1, Caracas (2014); “Apuntando Territorios”, El Apartaco, Caracas (2013); “Diálogos con el Espacio”, Librería El Buscón, Caracas (2008); “Ecosistemas Efímeros”, Oficina #1, Caracas (2007). Ha participado en diversas muestras colectivas, entre ellas, “Premio Eugenio Mendoza #12+1”, Sala Mendoza, Caracas (2015); “Octubre Joven”, Museo de Arte de Valencia, Venezuela (2013); “Adjuntos”, Centro Documental - Sala Mendoza, Caracas (2013); “El Zapato viajero/Travelling Shoe”, Velada Remix, Hamburgo, Alemania (2012); “De acciones, visiones y reacciones. Arte Joven Venezolano”, Galería 39, Caracas (2011); “Taller Intensivo del Libro y Papel”, TAGA – Centro de Arte Los Galpones, Caracas (2011); “Caminos del Grabado. Brasil / Francia / Venezuela”, Instituto Cultural Brasil Venezuela, Caracas (2010).

Fabián Salazar (Maracaibo, estado Zulia, 1989). Vive y trabaja en Maracaibo, Venezuela. Realizó estudios de Arquitectura y Diseño en la Universidad del Zulia, y actualmente estudia en la Facultad Experimental de Artes en la misma casa de estudios. Cursó el diplomado de Arte, Arquitectura y Diseño (FAD) de la Universidad del Zulia. En 2012 realizó su primera exhibición de manera individual titulada “Simulaciones de la herencia” en el espacio independiente AlBorde de Maracaibo y en 2013 “Revisiones domésticas” en Oficina #1, Caracas. Entre las exposiciones colectivas donde ha participado destacan: Colectivo du+all, propuestas emergentes, sala expositiva Gabriel Bracho (tranvía de Maracaibo, 2012); CACRI, por Al Borde (Caracas, 2012); VIII Salón de Artistas Emergentes (CEVAZ Gallery, Maracaibo, 2012); VI Encuentro de Jóvenes con Fiamm (Maracaibo, 2011); “fetiche y eutanasia”, Velada de Santa Lucia (Maracaibo, 2009). Ha obtenido varias distinciones y reconocimientos, entre ellos: tercer lugar por la obra “los hombres temen más el sexo que las mujeres“, en “ilustremos monstruos“, MACZUL (Maracaibo, 2012); primer lugar categoría jóvenes en el II Salón de Arte para Niños y Jóvenes, Centro Venezolano Americano del Zulia (Maracaibo, 2006); segundo premio de pintura de la categoría estudiantil, primer concurso “Maracaibo color y feria” (Maracaibo, 2005).

Luis Romero (Caracas, 1967). Artista plástico, curador, editor y promotor cultural. Como artista tiene una amplia trayectoria iniciada en la década de los noventa con numerosas muestras individuales y colectivas, dentro y fuera de Venezuela. Entre sus muestras individuales se cuentan: “Hipernova”, DiabloRosso, Ciudad de Panamá (2014); “Obertura”, Oficina #1, Caracas (2013);“Obra reciente”, Galería La Cuadra, Caracas (2007); “Blac & Hi”, Galería Fernando Zubillaga, Caracas (2007); “Vanitas”, Heroes&Trash espacio de arte, Caracas (2005); “Ce n’est pas une limite”, Museo de Arte Acarigua-Araure, Venezuela (2005); “Denominations”, Canvas Foundation, Amsterdam, Holanda (1999); “Siete”, Sala Mendoza, Caracas (1999); “Entrelíneas”, Librería Monteavila, Caracas (1999); “Absence”, Projectruimen Centrum, Rijksakademie Amsterdam, Holanda (1995); “Cromos”, Galería Sotavento, Caracas (1992); “Deja-vu”, Galería Sotavento, Caracas (1991). Ha participado en exposiciones colectivas, entre ellas, más recientemente: [2014]. Escala. Oficina#1. Caracas, Venezuela, [2014] “Arte Emergente en Venezuela, 2000-2012”. Sala TAC. Caracas. Venezuela [2014] Contra/señas de los 90. . Sala Mendoza. Caracas. [2013] Alter-Ego. Lecturas del retrato, Banco Mercantil, Caracas [2012] Percepciones en torno al porvenir”, Centro Británico Peruano, Lima, Perú (2012); Menos tiempo que lugar, Corp Group, Caracas, Venezuela (2011); “8a Bienal de Mercosur. Ensaios de Geopoética”, Porto Alegre, Brasil (2011); “Valparaiso Intervenciones”, Valparaiso, Chile (2010); Trienal Poligráfica de San Juan Puerto Rico”, Arsenal, San Juan, Puerto Rico (2009); “Double Perspective”, Maddox Gallery, Londres, Reino Unido (2008); “Jump Cuts: Venezuelan Contemporary Art”, Colección Mercantil. CIFO. Miami, EE.UU., (2007); “Cart(a)jena. Intervenciones Urbanas”, Cartagena, Colombia (2007); “Documenta 12 Magazines”. Kassel, Alemania (2007); “1er Encuentro de Arte de Medellín”, Medellín, Colombia (2007).