José Miguel del Pozo

SERPENTARIO

27 de Septiembre / 31 de Octubre 2015

 

«Mi mente desea hablar de cuerpos que cambiaron a otras formas».
Ovidio
Serpentario es lo que vemos y lo que nos mira. Esa visión que no logramos ver que ocurre en el mutante primigenio que nos conforma y nos convierte en (Ser)pientes, el ojo que nos observa desde un recuadro donde se contiene a la errante que deja su rastro en una mueca desconcertante. Entre las características de la serpiente la mímesis es sin duda una de las más importantes. Pero en ella, esa cualidad –si se quiere- procede muy peculiarmente: la serpiente no sólo se camufla con lo que la circunda; su caso específico va más allá al proponer un cambio drástico en la dirección de ese proceso mimético obligando al contexto a tomar su forma. No es la serpiente la que se adapta al espacio, es el espacio el que se transforma en ella. Lo que nos desconcierta –en realidad nos aterroriza- es que en el serpentario todo es serpiente, todo te ve desde sus ojos y tus ojos sólo pueden verla a ella. Este proceso mutante se cumple completamente ante la sola presencia que ella informa. La serpiente obliga a su contexto a pare(ser)se a ella. Es la serpiente un mutante en el sentido transitivo del verbo: muta y hace mutar. Es su contexto un mutar en el sentido continuo del mismo.