Christian Vinck. A toda costa

A toda costa

Christian Vinck

18 de mayo al de 15 junio 2008

Christian Vinck. A toda costa
Carlos Palacios

La pintura de Christian Vinck (Maracaibo, 1978) supone la revelación de una voluntad expresiva en torno a pequeñas cosas.

Dicho de esta manera, parecería que Vinck asume su oficio como un ejercicio por contar lineal y progresivamente historias menudas. Nada mas ajeno a este trabajo intenso y voluntarioso, que no se surge ni de una culta estrategia intelectual en torno a la actividad pictórica ni de su capacidad de representación, sino que la aborda como un gesto desbocado y frenético, que recoge la potencia fabuladora y quimérica que el artista le concede al dialógico mundo de sus objetos.

En este sentido, esta pintura traduce, desde la miríada de sus pequeños fragmentos riparográficos, una inusual lectura del mundo. Vinck los describe verbalmente como si contara pequeños cuentos, breves y dislocados, como sentencias dictadas desde el absurdo o la ensoñación. Sus pinturas se alzan (en su dimensión fragmentaria, instalativa y sincrónica) como "frases" visuales. De este modo, la reunión de sus pinturas, o al menos el diálogo que nosotros podemos establecer a partir de un conjunto de ellas, nos comprometen a completar nuestra particular historia, en el territorio libertario y atemporal de la imaginación, situándonos en el mismo espacio frenético e ingenioso de donde surgen estas dulces pero agudas imágenes poéticas.

En el horizonte artístico venezolano de nuestros días, la obra de Christian Vinck apuntala una refrescante y novedosa reformulación de la pintura y a su vez recupera desde la intensidad y la sencillez, la naturalidad de la imaginación y la fantasía: lógico origen y postrer destino de la creación artística.