Mariposario

Lucía Pizzani

5 diciembre 2013 - 26 Enero 2014

El Mariposario que la artista Lucía Pizzani muestra en su primera exposición para Oficina #1 se inscribe dentro del proceso investigativo que la artista ha venido desarrollando en sus últimos trabajos y que explora la relaciones entre la naturaleza y las cuestiones de género, como punto de convergencia intuitivo entre sus estudios de biología y su práctica artística. Proyectos recientes como Orchis (2011) o La Desconocida del Sena y otras Ofelias (2012) llevaron a Pizzani hasta una novela de Richard Le Gallienne que narra como la obsesión del protagonista por una máscara mortuoria con la efigie de su amada desencadena un trágico final, representado por la mariposa nocturna Acherontia atropos, que es conocida por las marcas blancas con forma de calavera humana que recorren su cuerpo.

Fue a raíz de esta imagen, siniestra y romántica, que Pizzani empezó a trabajar con la figura de la mariposa. Este tipo de insecto es particularmente significativo a nivel simbólico ya que en su corto de ciclo de vida –a veces de tan sólo un día de duración– se transforma de oruga a mariposa y, una vez cumplida su función reproductiva, muere. Su impactante metamorfosis, de viscoso gusano a una de la especies más bellas y vistosas de la naturaleza, encarna a la perfección la idea de “devenir”, un concepto clave en el pensamiento de Deleuze, que define la idea de movimiento en estado puro. Más que un producto final o intermedio, el devenir es el dinamismo del cambio en sí mismo, que no tiende hacia una meta determinada o estado final, sino que es un estado permanente. Esta idea de transformación y cambio constante como proceso creativo recorre toda obra de Pizzani y es de particular relevancia para entender su acercamiento al cuerpo, su trabajo con formas orgánicas y su cuestionamiento del acto creativo.

La serie Capullos (2013), un grupo de cerámicas de gres esmaltadas, representa la materialización más explicita de esta idea de transformación. Las cerámicas han sido moldeadas en una enorme variedad de tipos de crisálidas. Así, el proceso de oruga a mariposa queda congelado de manera indefinida justo antes de su eclosión, los insectos para siempre suspendidos en este estado de devenir. Las cerámicas son estéticamente fascinantes. Con sus brillantes curvas, pliegues y colores orgánicos, invitan a ser tocadas, observándolas de cerca y dedicándoles tiempo. Pero sus sinuosas formas son también inquietantes, sugiriendo enormes insectos u órganos. Pizzani lleva el interior al exterior y nos recuerda nuestra contingencia y fragilidad física. Nos invita a reconciliarnos con el alma-cuerpo, abriendo un abismo fenomenológico y metafísico.

El segundo grupo de trabajos, la serie Lepidópteros (2013) es una serie de dibujos elaborados con una técnica de impresión manual desarrollada por Pizzani, en la que, a través de una transferencia de tintas y agua, nos invita a explorar un inventario de rastros y huellas. Los dibujos resultantes parecen mariposas, sin duda, pero la tinta aguada les dota de una apariencia fantasmagórica, como si lo que viéramos en la galería no fueran si no las marcas que estos insectos han dejado en el papel, batiendo sus alas impregnadas de tinta durante unos segundos antes de volver a desaparecer.

Pizzani escogió con cuidado las especies de lepidópteros representadas en la serie, prestando atención a sus diferentes simbologías. Hay, por ejemplo, dos especímenes, la Nabokovia faga excisicosta y la Karner blue nabokov, que toman su nombre del escritor Vladimir Nabokov, una de ellas descubierta por él. El escritor fue un consagrado lepidóptero en sus ratos de ocio que admiraba la cualidad efímera de esos seres y los comparaba con el arte mismo por el deleite no utilitario que producen.

Otra tipología representada, la Attacus Atlas tiene unas características que la artista encuentra cargada de cierta violencia ya que solo se alimenta en su etapa larval y luego de mariposa su boca se sella. Esta especie y la Bruja Blanca son particularmente grandes por lo que han generado diferentes leyendas y mitos oscuros. Ese también es el caso de La Palometa muy conocida en Venezuela por ser una plaga que puede provocar daños a los humanos.

Lo que resulta interesante de estos dibujos, además de sus variadas implicaciones, es su vacuidad, que ofrece al espectador la ocasión de proyectar sus propios paisajes mentales, como si de los famosos test de Rorschach se tratara. Así, Lucía Pizzani nos ofrece una serie de dibujos a tinta tan bellos como exigentes. Al igual que con sus cerámicas, cómo entenderlos queda en nuestras manos.

Lorena Muñoz-Alonso

Lucía Pizzani (Caracas 1975) vive y trabaja en Londres. Es licenciada en Comunicación Social, mención Audiovisual de la Universidad Católica Andrés Bello, Certificate in Conservation Biology CERC en Columbia University (NY) y Master en Fine Arts del Chelsea College of Arts and Design de Londres. Dentro de sus muestras individuales se pueden nombrar Vessel y Orchis (Fernando Zubillaga Galería, Centro de Arte Los Galpones. Caracas, 2009 y 2011, respectivamente), Retratos Ausentes-Absent Portraits (La Carniceria, Caracas y Signature Art Gallery, Miami, 2007), y Vestigios (Sala Mendoza, -La Librería-, Caracas, 2003), entre otras. Ha participado en exposiciones colectivas en países como Venezuela, Colombia, Estados Unidos, Reino Unido, España y Nueva Zelanda. Entre estas muestras se pueden mencionar el XII Premio Eugenio Mendoza (Sala Mendoza. Caracas, 2013), Masquarade: be another (Stephen Lawrence Gallery. Londres, 2013), II Taller de Curaduría Experimental (Periférico Caracas. Caracas, 2012), Transgression (Beers.Lambert Contemporary. Londres, 2011), Bienal Internacional de Arte Contemporáneo ULA (Universidad de Los Andes. Mérida, 2010), MOLAA Collects Photo-Based Art, (Museum Of Latin American Art. Los Angeles, 2009), III Queens Museum Biennale (Queens Museum. New York, 2006), Identidades (Galería El Museo. Bogota, 2006), The Drop (Exit Art. New York, 2006), y Naturalezas Abiertas, Salon Exxon Mobil (Galería de Arte Nacional. Caracas, 2003). Entre los reconocimientos a su trabajo se cuentan el XII Premio Eugenio Mendoza (Sala Mendoza. Caracas, 2013), el Premio a la Artista Emergente otorgado por el AICA Capítulo Venezuela, (Asociación Internacional de Críticos de Arte, Caracas, 2013), el Segundo Premio en el IX Salón CANTV de Jóvenes Artistas FIA (Centro Cultural Corp Banca. Caracas, 2006). Su obra está representada en la Colección Banco Mercantil, el Museum Of Latin American Art (MOLAA) y la Colección Patricia Phelps de Cisneros (CPPC), entre otras. Lorena Muñoz-Alonso es una crítica de arte y curadora independiente española residenciada en Londres. Publica sus textos periódicamente en Art-Agenda, Kaleidoscope, Frieze, This is Tomorrow, The White Review, AD o Celeste, así como en numerosos catálogos, incluyendo el de la exposición The Last Newspaper del New Museum de Nueva York. Ha trabajado en el departamento curatorial de la Barbican Art Gallery, Pilar Corrias Gallery y Frieze Art Fair.